¿Vendo o alquilo mi cuerpo?
Ni lo vendo ni lo alquilo. Mi cuerpo es mi medio, mi recurso. Yo vendo/ofrezco un servicio de compañía, un servicio de intimidad sexual y para tal efecto utilizo mi cuerpo, que es mío, yo lo habito, yo dispongo de él, yo decido cómo y qué, cuánto, cuando y hasta dónde y por supuesto quien.
Mi cuerpo no tiene precio. Yo no tengo precio. El precio corresponde a mis servicios y al tiempo que duren y me reservo el derecho de admisión…o de expulsión…claro está.
¿Me siento sucia?
Pues No. Pero sí me sentiría sucia si contaminara mi cuerpo con drogas, alcohol, si fuese una ladrona, una asesina, una cazadora.
Pero no soy drogadicta, ni alcohólica, ni ladrona, ni asesina.
Mi oficio es simple y llanamente…el placer de la seducción.
¿No teme usted romper matrimonios?
Aquí refuerzo matrimonios: en casa se come bien, pero… ¿acaso no apetece salir a comer a un restaurante de vez en cuando?
La Señora Rius. Madame de la Casa Rius. Barcelona.