Pagar. Antes o después…

El alterne (relación superficial). El sexo de pago. Es una actividad económica. Una permuta de dinero por sexo y/o compañía.

La prostituta no esta pidiendo un favor ni una ayuda, esta ofreciendo un servicio y el demandante la contrata o no si está conforme con lo que ésta ofrece y sus condiciones, aquí quería llegar «condiciones».

Cada profesional establece sus normas, límites, tarifas, horarios…condiciones…una de ellas es el pago del servicio…¿antes o después?.

En la primera cita es casi obvio que la erótica dama solicite el abono antes de iniciar la danza de los cuerpos. «Hay mucho listillo». Pero reconozco que aquí el visitante puede estar en desventaja porque después de haber pagado quizá no reciba ni el trato ni los servicios esperados. No todas las mujeres que ejercen el oficio son profesionales y doña estafa habita en todos los ámbitos. Me refiero a tiempos acordados (el típico correte y vete), servicios que supuestamente hacía y al final no los hace sin la correspondiente explicación (todo siempre esta sujeto a la higiene y salud general del amante, no se puede dar besos a una persona con una boca insana y etc.). Por lo demás puede haber o no conexión que eso ya es cosa de dos.

Si la compañía fue grata y placentera algunos señores deciden volver al lecho de la meretriz y he aquí el disgusto cuando la señorita pide nuevamente zanjar el tema económico antes que nada (algunos caballeros lo hacen como iniciativa propia  y se agradece el detalle). Para muchos implica desconfianza, mezquindad.

¿Pero por qué hacemos esto? y yo me incluyo. Indudablemente no es desconfianza porque si fuera el caso ya ni cogeriamos la cita.

El encuentro consta de dos etapas, la comercial y la humana y…«el dinero todo lo corrompe».

LLegar a un grado de intimidad, crear un vínculo de placer y seducción y al acabar sacar la cartera y los billetes, ¿es la guinda adecuada para concluir una cita?…¿no es mejor remunerar antes, olvidarse del dinero y despedirse como dos amantes furtivos que han disfrutado de lo prohibido que tanto gusta al ser humano?…¡¡o peor!! que a mí me ha pasado, resulta que el señor se ha sentido tan a gusto que se olvida que tenía que pagar y le tienes que decir sutilmente, ¿no te olvidas de nada?, o sea págame. Fatal. Nefasto. Una situación incómoda que hace que toda la cercanía a la que se haya podido llegar se esfume.

Queda a vuestro criterio la reflexión del caso en cuestión.

El dinero es poder. El sexo es poder. De esa manera, obtener dinero del sexo es solo un intercambio de poder.

Samantha Jones, interpretada por la actriz Kim Cattrall en la mítica serie Sexo en Nueva York.

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