Mujeres etéreas…

Nunca veas a una puta con luz de día, es como mirar una película con la luz encendida. Como el cabaret a las diez de la mañana, con los rayos de sol atravesando el polvo que se levanta cuando barres. Como descubrir que ese poema que te hizo llorar a la noche, al día siguiente apenas te interesa. Es como sería este puto mundo si hubiera que soportar las cosas tal y como son.

Como descubrir al actor que viste haciendo Hamlet en la cola del pan. Como el vacío cuando te pagan y no sentís ni siquiera un poquito. Como la tristeza cuando te pagan y sentiste por lo menos un poquito. Como abrir un cajón y descubrir una foto de cuando la puta tenía nueve años. Como dejarte venir conmigo sabiendo que cuando se acabe la magia vas a estar con una mujer como yo, en Montevideo

El fragmento que antecede pertenece al gran Maestro Mario Benedetti, forma parte del guión de la bella película estrenada en 1992 “El lado oscuro del corazón”, una obra llena de poesía, literalmente hablando, ya que el guión esta plagado de poemas de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo. y me viene como anillo al dedo para el tema que he de abordar en esta entrada.

Uno de los aspectos que debe caracterizar a una prostituta profesional es el buen trato a la persona que se ha decidido por la oferta de su perfil y la contrata, independientemente a que surja química o no, el buen trato es fundamental para lograr un vínculo de confianza y cercanía y así lograr que el encuentro sea satisfactorio y si hay química lógicamente será óptimo. Bien, pues este “buen trato” como ya lo había comentado alguna vez, puede ser el causante de confusiones y situaciones algo incómodas para algunas. Una de esas situaciones son las “invitaciones”, eso mismo; te invito a tomar una cerveza, te invito a tomar un vino, te invito a comer, te invito a desayunar, te acerco a…etc. y etc.. No todas pensamos ni nos gestionamos de la misma manera. Muchas no tienen inconvenientes en interactuar con un cliente que amablemente las invita o las acerca a algún sitio. Pero…otras (entre ellas, yo) ven este tipo de interacciones más bien desaconsejables, por lo que una propuesta así se vuelve “incómoda” ya que nos obliga a inventarnos sutilezas para declinar.

¿Desconfianza?. Dirán que somos unas desconfiadas. Quizás sí. No tenemos la bola de cristal ni la telepatía esta a nuestro alcance. Contamos con la intuición que no siempre es una habilidad exacta (a veces falla), así que resulta complicado saber quién lo hace de buena fe y quién lo hace esperando obtener algún beneficio posterior. Comprender esto es muy sencillo, ¿cómo?, empatizando, todo siempre es cuestión de ponerse en el lugar de otros. Tenemos no algunos, sino muchos amantes, de diferentes personalidades, caracteres, culturas, necesidades, niveles sociales, profesionales, etc. y lógicamente recibimos toda clase de convites y propuestas.

oliveirogirondoDirán ¡qué borde!. Pero en realidad opino (muy personalmente) desde la experiencia, conozco casos en los que prostituta y cliente se han hecho grandes amigos (pocos) y casos que acabaron en un verdadero caos, dolor de muelas, cabeza y oídos (muchos). Puedo seguir hablando del tema largo y tendido pero no quiero aburriros, así que intentaré concluir con lo que ha dicho Mario Benedetti, con quien coincido rotundamente cuando sugiere: “nunca veas a una puta con luz de día”, se refiere a la alcoba, y continúa “es como mirar una película con la luz encendida, como el cabaret a las diez de la mañana…como descubrir que ese poema que te hizo llorar a la noche, al día siguiente apenas te interesa” aquí se refiere a que fuera de ella (de la alcoba) pierde su encanto, su magia. Las prostitutas somos mujeres etéreas, levitamos entre la realidad y la fantasía de los sortilegios del sexo, somos actrices del placer. El atractivo, la singularidad de nuestra compañía radica en lo efímero, en lo furtivo, en la levedad, la ligereza. Somos una escapada, una locura clandestina, un paréntesis vital para ver de vez en cuando las estrellas.

«Cuando el no ser se queda en suspenso

se abre la vida ese paréntesis»

Mario Benedetti

 

 

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1 Comments:

  1. Kenia García enero 24, 2016 Reply

    En la imagen destacada. Mario Benedetti recitando Corazón Coraza a una prostituta, en la película estrenada en el año 1992, El lado oscuro del corazón.

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