El estigma del oficio

En esta entrada comparto una nota que en pocas palabras describe muchas verdades sobre la realidad de ejercer la prostitución y su estigma. Es una nota de agradecimiento escrita por Montse Neira, es investigadora social, Licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración, es activista pro-derechos de las prostitutas, participa en debates  y conferencias sobre prostitución y en talleres abiertos de diferentes asignaturas pertenecientes a disciplinas académicas como la antropología, el trabajo social y la sociología. En varios medios de comunicación la han entrevistado y escribió un libro titulado Una Mala Mujer. Salió adelante y se pagó los estudios mediante el oficio, su nombre de guerra era Marien, actualmente sigue ejerciendo pero públicamente con todo lo que esto conlleva. Obviamente se ha encontrado con gente que la desaprueba en su lucha. Pero cuenta con el apoyo y el aliento de muchos también, entre ellos yo. Tiene un blog y también un perfil de Facebook del cual soy integrante.

montseneira

Me vaís a permitir que os escriba esta nota genérica con el fin de poder agradeceros a todos el apoyo que me estáis dando. Me resulta imposible poder hacerlo de manera individual; soís muchas personas.

Cuando decidí mediatizarme, lo hice muerta de miedo, porque era consciente que me iba a poner en la diana, como así está sucediendo, de gente que se cree que tiene derecho a juzgar y a cuestionar a las personas. Son muchas las horas que he llorado de rabia, por tener que defenderme de falacias, de ser juzgada moralmente, de incluso, injurias ya que han llegado a decirme que soy proxeneta y que me pagan las mafias, lo hacen con todas las mujeres que lo único que estamos pidiendo es que se reconozca nuestra actividad como trabajo para cumplir con nuestras obligaciones como ciudadanas al mismo tiempo que poder ser sujetos soberanos de derechos, y que desaparezca el estigma social que, históricamente estamos arrastrando las mujeres, simplemente por poner un valor monetario a nuestra sexualidad, es decir, se controla socialmente la sexualidad de la mujer, el cuerpo de la mujer, de todas las mujeres, el estigma de la puta es un estigma que nos afecta a todas las mujeres, la consigna es trabaja de lo que sea, mátate en trabajos insalubres y aunque ganes una miseria, es lo que hay, pero ¡ojo! que no se te ocurre, utilizar tu sexualidad, y tener sexo a cambio de dinero, porque entonces no hay termino medio, o eres una víctima del patriarcado, pobrecita que no puedes defenderte, o eres una viciosa, tirada a la vida fácil que no quieres someterte al las reglas del mercado «capitalista» ¡INDIGNA! ·tu dignidad como mujer está en tu sexualidad», no importa la clase de persona que eres… Hubiera podido estar en mi zona de confort, sin exponerme publicamente, pero es obvio, que si no hablamos, las que somos protagonistas, las que realmente conocemos todas las situaciones y condiciones, ¿cómo se va a tener conocimiento de todas las realidades que configuran lo que llamamos «prostitución» y que permanece oculto o bien se muestra con titulares amarillistas y sórdidos en los medios de comunicación social; así que me arriesgué, y ¡sorpresa!, lo que no me esperaba de ninguna manera, es que recibíria tanto cariño, ánimos, y apoyo, de personas que solamente me habéis conocido, porque utilicé estas redes sociales, para reinvindicar unos derechos y poner mi granito de arena en la lucha contra el estigma social en concreto y en general, contra las injusticias sociales, que rodean mi día a día.

Solamente son unas palabras, escritas a vuelo pluma, dando las gracias, por todo lo que me dáis, cada día, por esa «amistad virtual» que trapasa esta pantalla que tengo delante: GRACIAS, MUCHAS GRACIAS. Y OS ABRAZO A TODAS Y TODOS.

Nota escrita por Montse Neira el 11 de junio del 2015.

https://www.facebook.com/montse.neira.1?fref=ts

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2 Comments:

  1. Kenia García junio 11, 2015 Reply

    En la imagen destacada. Michelle Pfeiffer. En la película Chéri. Ambientada en el París de la Belle Époque, Chéri cuenta la historia del fin de una relación de seis años entre una hermosa pero envejecida cortesana, Léa, y un hombre joven y extravagante, Fred, apodado «Chéri» («Querido»).

  2. Pedro julio 11, 2015 Reply

    Gracias Kenia, por dar a conocer en tu blog a Montse Neira. Yo la sigo hace tiempo en Facebook, la admiro (por muchas razones), y la apoyo cuando puedo comentando sus acertadas entradas en su página de FB. Sobre Montse se podría escribir mucho -y mucho más los que la conocen, yo apenas la intuyo a través de sus manifestaciones y su imagen-, pero hay dos cuestiones que, a vuelo de pluma -como dice ella-, quisiera destacar: por un lado, su valentía y esfuerzo por intentar desestigmatizar la profesión o actividad de prostituta; y, por otro lado, muy relacionado con lo anterior, el hecho de tratar de transmitir a la sociedad y, en particular, a los políticos y a las ‘fuerzas vivas’ que ese movimiento en contra de la trata de blancas y del tráfico de seres humanos no debe conllevar necesaria e inexorablemente la prohibición del ejercicio de esta actividad, pues no toda prostituta ejerce su oficio forzada e involuntariamente, ni toda prostituta está en las redes de algún grupo de delincuencia organizada, ni toda prostituta tiene un chulo o protector, ni toda prostituta es un peligro social o moral, etc., etc., etc., argumentos todos ellos que -falazmente- hacen que aquellos que ejercen el poder en nuestro nombre tiendan a una perpetuación de la condena (social) de la actividad de prostitución, a su condena moral, a la tendencia a su limitación o prohibición -bien de la actividad directamente, bien sancionando con multas o, como en otros países, configurando como delito el acto del cliente que visita y solicita los servicios de una prostituta-. Es decir, resumiendo, que con aquéllos argumentos falazmente utilizados no se haga «tabula rasa» o se meta en el mismo baúl a todas las prostitutas, reivindicando públicamente la licitud de este trabajo y el derecho a poder ejercitar esta actividad, commo sostiene Montse.
    Gracias Montse, por tu batalla, y gracias a ti, Kenia, por apoyarla.

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