El Imperio de los Sentidos

Evolutivamente, nuestro cuerpo está preparado para el contacto, la vinculación y el placer. Nuestra postura bípeda nos ha proporcionado la posibilidad de liberar las manos, ya no necesarias para trasladarnos, sino manos libres, con dedos que acaban en yemas sensibles y no en garras o pezuñas, manos preparadas para tocar, acariciar, abrazar… La posición de los senos y de los genitales, más frontales que en otros animales, propician el encuentro. Más aún el hecho que nuestro erotismo no este regulado por ciclos hormonales, hace posible que el contacto sensorial y sexual sea un acto voluntario y elegido.

La actividad sexual humana se diferencia de los actos de apareamiento de las especies inferiores, justamente en que su fin no es meramente reproductivo, sino fundamentalmente una experiencia de placer.

Un cuerpo con más de cinco mil receptores sensoriales salpicados a lo largo y ancho de más de dos metros cuadrados de piel. Una piel sin pelaje, desnuda, que forma una enorme zona erótica en la que cada cual, según su experiencia, podrá descubrir sus rincones preferidos, construyendo su propio mapa erótico… por cierto, nunca definitivo.

El placer sexual no se limita al acto penetrativo. La búsqueda del goce en el encuentro de los cuerpos se relaciona con el aprovechamiento de nuestra capacidad sensorial. Desde aquí, la palabra sensualidad adquiere su real dimensión en el  contacto sexual.

Fuente: (puedes leer el artículo completo en el enlace)

http://www.renataortega.cl/el-imperio-de-los-sentidos

El sexo que se limita a unos someros juegos preliminares y luego a una ruta exprés hacia el orgasmo es un insulto a la capacidad humana para el placer.

ÉTICA PROMISCUA de Janet W. Hardy y Dossie Easton.

Fuente: (puedes descargar el libro en PDF desde el enlace)

http://www.academia.edu/10771626/Etica_promiscua_Dossie_Easton

 

 

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